¿Alguna vez te has preguntado cómo puede tu teléfono reconocer tu cara, cómo sabe un servicio de streaming qué película te va a encantar o cómo puede un coche conducirse solo? La respuesta es la inteligencia artificial (IA).
La IA no es ciencia ficción ni se limita a los chatbots que conocemos y usamos. Está presente en nuestra vida diaria de innumerables formas. Es una de las tecnologías más transformadoras de nuestro tiempo, ya que actúa como motor de la innovación moderna. Pero ¿qué significa exactamente "inteligencia artificial"?
Vamos a analizar la IA de forma que todo el mundo pueda entenderla.
La inteligencia artificial (IA) es un conjunto de tecnologías que permite a los ordenadores aprender, razonar y realizar una serie de tareas avanzadas de formas que antes requerían inteligencia humana, como entender el lenguaje, analizar datos e incluso ofrecer sugerencias útiles. Se trata de una tecnología transformadora que puede aportar cambios significativos y positivos a las personas, las sociedades y el mundo.
Abarca muchas disciplinas diferentes, como la informática, los análisis y las estadísticas de datos, la ingeniería de hardware y de software, la lingüística, la neurociencia e incluso la filosofía y la psicología.
La IA se centra en enseñar a los ordenadores a hacer las cosas increíbles que nuestros cerebros pueden hacer, desde entender el mundo que les rodea hasta aprender cosas nuevas e incluso tener ideas originales. Por ejemplo, la IA se usa en el reconocimiento óptico de caracteres (OCR) para extraer texto y datos de diversas imágenes y documentos. Este proceso transforma el contenido no estructurado en datos estructurados y listos para usarse en la empresa, lo que ayuda a descubrir información valiosa.
Aunque las técnicas de inteligencia artificial son diversas, todas se basan fundamentalmente en datos, algoritmos y potencia computacional. Los sistemas de IA aprenden y mejoran a través de la exposición a grandes cantidades de datos, identificando patrones y relaciones que los humanos pueden pasar por alto. Estos datos sirven como material de entrenamiento, y su calidad y cantidad son cruciales para el rendimiento de la IA.
Como hemos mencionado antes, la IA no es una tecnología única, sino un campo amplio que abarca varias áreas clave:
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La inteligencia artificial se puede organizar de varias formas, según las etapas de desarrollo o las acciones que se estén llevando a cabo.
Esta clasificación define los modelos de IA en función de su nivel de inteligencia y su capacidad para resolver problemas.
Esta clasificación categoriza la IA en función de cómo opera e interactúa en contextos específicos.
Vamos a aclarar algunas ideas erróneas comunes sobre la IA.
Realidad: los sistemas de IA pueden procesar e incluso simular emociones, pero no tienen conciencia, autoconciencia ni sentimientos genuinos. Son máquinas complejas de reconocimiento de patrones.
Realidad: la IA puede ser tan buena como los datos con los que se entrena. Si los datos reflejan sesgos humanos, la IA los aprenderá y los perpetuará.
Realidad: aunque la IA automatizará muchas tareas, es más probable que aumente las capacidades humanas, lo que nos permitirá centrarnos en trabajos más creativos, estratégicos y empáticos.
Automatización
La IA puede ayudar a automatizar flujos de trabajo y procesos, o bien a trabajar de forma independiente con respecto a un equipo de trabajadores. Por ejemplo, puede ayudar a automatizar aspectos de la ciberseguridad supervisando y analizando continuamente el tráfico de red. Del mismo modo, una fábrica inteligente puede usar al mismo tiempo muchos tipos distintos de IA, como robots que utilizan visión artificial para desplazarse por la planta de producción o inspeccionar productos en busca de defectos, que crean gemelos digitales, o que usan analíticas en tiempo real para medir la eficiencia y los resultados.
Reduce el error humano
La IA puede minimizar los errores manuales en el procesamiento de datos, el análisis, el montaje en la fabricación y otras tareas a través de automatización y el uso de algoritmos que siguen siempre los mismos procesos.
Elimina las tareas repetitivas
La IA puede usarse para llevar a cabo tareas repetitivas, lo que libera a los empleados para centrarse en problemas más complejos. Puede tratarse de análisis de datos, verificación de documentos, transcripción de llamadas telefónicas, moderación de contenido o respuesta a preguntas sencillas de los clientes, como "¿Dónde estáis ubicados?". La IA destaca en la automatización de estas funciones laborales repetitivas o tediosas.
Rápida y precisa
La IA puede procesar más información más rápido que una persona, encontrar patrones y descubrir relaciones en los datos que alguien podría pasar por alto.
Disponibilidad infinita
La IA no está limitada por la hora del día, la necesidad de descansar ni otras necesidades humanas. Cuando se ejecutan en la nube, la IA y el aprendizaje automático pueden estar "siempre encendidos" y trabajar continuamente en las tareas asignadas.
Investigación y desarrollo agilizados
La capacidad para analizar grandes cantidades de datos rápidamente puede optimizar la investigación y el desarrollo. Por ejemplo, la IA puede ayudar con los modelos predictivos de posibles tratamientos farmacéuticos o con la cuantificación del genoma humano.
La influencia de la IA es enorme y cada vez mayor, ya que afecta a casi todos los aspectos de nuestras vidas y sectores. Aquí puedes ver cómo marca la diferencia:
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La idea de que las máquinas puedan pensar por sí mismas no es nueva. El concepto de seres artificiales con inteligencia se remonta varias décadas, pero el campo moderno de la IA empezó a tomar forma a mediados del siglo XX. Veamos la historia de la IA tal y como la conocemos:
En los últimos años, dos de los avances más interesantes en IA han sido la IA generativa y los modelos de lenguaje extenso (LLMs). Sin embargo, la frontera se está expandiendo rápidamente con la aparición de los agentes de IA y la IA de agentes, que representan un paso significativo hacia sistemas de IA más autónomos y capaces.
Para los desarrolladores de software, esto puede ser especialmente interesante, ya que los agentes de IA se pueden programar para interactuar con herramientas de desarrollo de software, APIs e incluso códigos base ya creados. Esto abre las puertas a que la IA ayude en tareas de desarrollo más complejas, como probar automáticamente nuevas funciones, refactorizar grandes secciones de código o incluso gestionar flujos de trabajo de proyectos. La investigación en curso se centra en hacer que estos agentes sean más fiables, eficientes y seguros a medida que ganan autonomía.
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