En el contexto del cloud computing, la infraestructura como servicio (IaaS) consiste en alquilar el acceso a servicios de infraestructura en la nube como servicios individuales a un proveedor de servicios en la nube (CSP), incluidos servidores, máquinas virtuales, recursos de redes y almacenamiento. IaaS ayuda a eliminar gran parte de la complejidad y los costes asociados a la construcción y al mantenimiento de la infraestructura física en un centro de datos on‐premise.  

El CSP se encarga de gestionar y mantener la infraestructura, por lo que puedes concentrarte en instalar, configurar y gestionar software, así como en mantener la seguridad de tus datos. Los proveedores de IaaS también ofrecen servicios adicionales, como gestión detallada de la facturación, almacenamiento de registros, monitorización, resiliencia del almacenamiento y seguridad. 

Puedes acceder a recursos IaaS de pago por uso, lo que te permite pagar únicamente por consumir los recursos que necesitas. Es decir, puedes aumentar o disminuir fácilmente los recursos, lo que te permite pagar menos cuando lo necesites o aprovisionar y escalar horizontalmente recursos al instante para satisfacer la nueva demanda.

Al igual que otros modelos "como servicio", como plataforma como servicio (PaaS) y software como servicio (SaaS), los modelos de infraestructura como servicio ofrecen un grado de gestión. Pero ¿qué diferencias hay entre IaaS, PaaS y SaaS? La clave está en que cada uno de estos modelos ofrece un servicio de nube distinto: un entorno de infraestructura, herramientas de plataforma y aplicaciones completas, respectivamente.

En función del tipo de servicio que elijas, el proveedor de servicios en la nube gestiona diferentes elementos de la pila de computación:

En el caso de los modelos de IaaS, el proveedor de servicios aloja, mantiene y actualiza la infraestructura de backend, como la computación, el almacenamiento, las redes y la virtualización. Tú gestionas todo lo demás, incluido el sistema operativo, el middleware, los datos y las aplicaciones. 

Ejemplos de IaaS: Compute Engine, Cloud Storage.

Al igual que los modelos de IaaS, el proveedor de servicios entrega y gestiona la infraestructura de backend de los modelos de PaaS. Sin embargo, los modelos de PaaS proporcionan todas las funciones y herramientas de software necesarias para desarrollar aplicaciones. Aún tienes que escribir el código y gestionar tus aplicaciones y datos, pero no tienes que preocuparte por gestionar ni mantener la plataforma de desarrollo de software.

Ejemplos de PaaS: Cloud Run, App Engine.

Con los modelos de servicio de SaaS, el proveedor de servicios proporciona toda la pila de aplicaciones, es decir, la aplicación completa y toda la infraestructura necesaria para enviarla. Como cliente, lo único que tienes que hacer es conectarte a la aplicación a través de Internet. El proveedor es el responsable de todo lo demás. 

Ejemplos de SaaS: Google Workspace.

A diferencia de los entornos on‐premise tradicionales, la seguridad en la nube es una responsabilidad compartida entre los proveedores de servicios y sus clientes. 

Con los modelos de IaaS, el proveedor de servicios en la nube protege los recursos y el resto del hardware que admiten la infraestructura subyacente, como computación, almacenamiento, parches y red física. Como cliente, serás responsable de proteger tus datos, tus aplicaciones, tus controles de red virtual, el sistema operativo y el acceso de los usuarios. 

Aunque a menudo se menciona la seguridad como una de las desventajas de IaaS y el cloud computing, en general, la nube no es ni más ni menos segura que los entornos on‐premise. De hecho, ofrece una protección más completa contra las amenazas. 

Además, algunos proveedores de servicios en la nube de confianza ofrecen una infraestructura segura desde el diseño y potentes servicios de seguridad en la nube en sus plataformas, que suelen superar los tuyos propios. Invierten constantemente en tecnologías avanzadas y expertos altamente cualificados, de modo que les ofrecen las soluciones y soluciones de seguridad más recientes para proteger cada capa de computación. 

En otras palabras, la seguridad de IaaS depende de tu proveedor de servicios en la nube. Por este motivo, es muy importante que evalúes detenidamente los proveedores y comprendas a fondo sus capacidades y responsabilidades de seguridad antes de tomar una decisión.

La infraestructura como servicio (IaaS) te ayuda a reducir tus gastos de capital iniciales. Los recursos se utilizan bajo demanda, por lo que solo tienes que pagar por los recursos de computación, almacenamiento y redes que consumas. Los costes de IaaS son bastante predecibles, y se pueden controlar y presupuestar fácilmente. 

Los recursos de IaaS suelen estar disponibles para las empresas cuando los necesitan. Gracias a esto, las organizaciones pueden reducir los retrasos en el aprovisionamiento cuando amplían la infraestructura y, de forma alternativa, recursos si construyen una infraestructura que tenga más capacidad de lo que necesitan. 

Los equipos de TI no solo tienen más tiempo que dedicar al trabajo estratégico, sino que IaaS les permite probar de forma rápida y asequible nuevos productos e ideas. Puedes reactivar fácilmente la infraestructura de computación necesaria sin tener que esperar días o semanas hasta que esté lista, lo que acelera los ciclos de vida de desarrollo y el tiempo de lanzamiento. 

Las plataformas de infraestructura como servicio no tienen un punto único de fallo. La infraestructura en la nube ofrece redundancia y tolerancia a fallos integradas, ya que las cargas de trabajo se reparten entre varios servidores y instalaciones. Por lo general, el servicio seguirá estando disponible aunque falle algún componente de los recursos de hardware. 

Una de las mayores ventajas de la infraestructura como servicio (IaaS) de cloud computing es la capacidad de escalar recursos verticalmente de forma rápida. Puedes adaptarte a los picos de demanda repentinos y casi al instante cuando los recursos ya no sean necesarios. 

La mayoría de los proveedores de servicios en la nube consiguen una mayor disponibilidad y resiliencia con la ayuda de una red mundial que abarca varias ubicaciones geográficas. Puedes minimizar la latencia y aumentar el rendimiento al colocar las aplicaciones y los servicios en las regiones y zonas más cercanas a tus usuarios finales.