Más allá de las stablecoins: la evolución del dinero digital

Introducción

Las criptomonedas estables crecieron notablemente en el 2024, ya que el volumen de transacciones se triplicó hasta alcanzar los 5 billones de dólares en transacciones orgánicas y los 30 billones de dólares en total (datos: Visa, Artemis). A modo de comparación, el volumen anual de transacciones de PayPal es de aproximadamente 1,6 billones de dólares, y el de Visa, de unos 13 billones de dólares. La oferta de criptomonedas estables vinculadas al USD ha crecido hasta superar el 1 % de la masa monetaria total en USD (M2) (datos: rwa.xyz). Este aumento demuestra claramente que las criptomonedas estables han encontrado su lugar en el mercado.

La demanda de mejores servicios está impulsando un cambio importante en el mercado de pagos, que mueve casi 3 billones de dólares. Las criptomonedas estables no presenta las complejidades, ineficiencias y gastos de los sistemas de pago tradicionales, por lo que facilitan las transferencias de dinero entre carteras digitales. También están surgiendo nuevas soluciones en los mercados de capitales para facilitar la parte de pagos de las transacciones de activos digitales, lo que aumenta la transparencia y la eficiencia a la vez que reduce los costes y los tiempos de liquidación.

En este artículo se analiza el panorama financiero en constante evolución y se presenta una solución para que los mercados financieros y de capitales tradicionales no solo se pongan al día, sino que lideren el camino.

El dinero privado: similitudes entre los billetes y las criptomonedas estables

Las criptomonedas estables comparten muchas características con los billetes emitidos por entidades privadas, que se generalizaron en los siglos XVIII y XIX. Los bancos emitían sus propios billetes con distintos grados de fiabilidad y regulación. Estos billetes facilitaban las transacciones, ya que eran más fáciles de llevar, contar e intercambiar, y eliminaban la necesidad de pesar o evaluar la pureza del oro. Para aumentar la confianza en este nuevo formato de dinero, los billetes se respaldaban con reservas y una promesa de cambio por un activo del mundo real, normalmente metales preciosos. El número de carteras que realizaban transacciones y la liquidez mejoraron sustancialmente. La mayoría de los billetes solo se aceptaban a nivel local, en las cercanías de la entidad bancaria emisora. En el caso de las transacciones a larga distancia, se canjeaban por metales preciosos o se liquidaban entre los bancos. A cambio de estas ventajas, los usuarios aceptaban el riesgo de impago de un solo banco y de las fluctuaciones de valor en función de la solvencia percibida de la entidad bancaria emisora.

Reglamento y banca de reserva fraccionaria

A continuación, se produjo una innovación financiera y un crecimiento económico significativos. La economía en expansión requería una masa monetaria más flexible. Los bancos observaron que no todos los depositarios reclamarían reembolsos al mismo tiempo y se dieron cuenta de que podrían obtener beneficios prestando una parte de sus reservas. Así surgió la banca de reserva fraccionaria, en la que los billetes en circulación superaban las reservas del banco. La mala gestión, las prácticas de préstamo arriesgadas, el fraude y las recesiones económicas han provocado oleadas de retiradas de depósitos, quiebras, crisis y pérdidas para los depositarios. Estos fracasos provocaron un aumento de los reglamentos y la supervisión de la emisión de moneda. Junto con el establecimiento y la ampliación de los mandatos de los bancos centrales, estas normativas crearon un sistema más centralizado con prácticas bancarias mejoradas, normas más estrictas, una mayor estabilidad y la confianza del público en el sistema monetario.

El sistema monetario actual: dinero comercial y de bancos centrales

Nuestro sistema monetario actual funciona con un modelo de doble moneda. Los bancos comerciales emiten dinero bancario, que es, en esencia, un pasivo (pagaré) de un banco concreto, que está completamente regulado y supervisado. Los bancos comerciales operan con un modelo de reservas fraccionarias, lo que significa que solo mantienen una fracción de los depósitos como reservas en el dinero del banco central y prestan el resto. El dinero de los bancos centrales es un pasivo del banco central y se considera libre de riesgos. Los pasivos entre entidades bancarias se liquidan electrónicamente en dinero de los bancos centrales (mediante sistemas de RTGS como FedWire o Target2). La población solo tiene acceso al dinero de los bancos comerciales para las transacciones electrónicas, y el uso del dinero en efectivo (dinero físico del banco central) para las transacciones está disminuyendo. En el marco de una misma moneda, todo el dinero de los bancos comerciales es fungible. Los bancos compiten por los servicios, no por la calidad del dinero que ofrecen.

La infraestructura financiera actual: fragmentada, compleja, costosa y lenta

Con el auge de los ordenadores y las redes, las transacciones monetarias se registraban de forma electrónica y se llevaban a cabo sin presencia de dinero en efectivo. La liquidez, el acceso y la innovación de los productos alcanzaron nuevos niveles. Las soluciones eran específicas de cada país y las transacciones transfronterizas seguían siendo difíciles, tanto desde el punto de vista económico como técnico. La necesidad de mantener fondos inactivos en los bancos asociados y la complejidad de la infraestructura obligan a los bancos a limitar las asociaciones. Como consecuencia, los bancos están abandonando las relaciones de corresponsalía (un 25 % menos en la última década), lo que implica cadenas de pagos más largas y pagos más lentos y caros. Las soluciones prácticas que abstraen estas complejidades (como las redes de tarjetas de crédito internacionales) son caras para las empresas que pagan las tarifas. Además, la mayoría de las mejoras se han centrado en el frontend, y la innovación en la infraestructura de procesamiento de pagos ha sido lenta. 

La fragmentación de los sistemas financieros dificulta el comercio y ralentiza el crecimiento económico. The Economist estima que el impacto macroeconómico de los sistemas de pagos fragmentados en la economía mundial para el 2030 será una pérdida de 2,8 billones de dólares (-2,6 % del PIB mundial), lo que corresponde a más de 130 millones de puestos de trabajo (-4,3 %). 

La fragmentación y la complejidad también perjudican a las instituciones financieras. Los costes de mantenimiento anuales de los sistemas de pagos obsoletos ascendieron a 37.000 millones de dólares en el 2022 y se prevé que aumenten hasta los 57.000 millones de dólares en el 2028 (IDC financial insights). Además, la ineficacia, los riesgos de seguridad y el coste muy elevado del cumplimiento se traducen en una pérdida directa de ingresos debido a la incapacidad de ofrecer pagos en tiempo real (el 75 % de los bancos tiene dificultades para implementar nuevos servicios de pago en sistemas anticuados y el 47 % de las nuevas cuentas se crean en empresas de tecnología financiera y neobancos). 

Las altas comisiones de pago dificultan el crecimiento internacional de las empresas, y afectan a su rentabilidad y valoración. Las empresas que procesan un gran volumen de pagos tienen un fuerte incentivo para reducir sus comisiones de procesamiento de pagos. Pongamos un ejemplo hipotético: Walmart podría reducir sus comisiones de procesamiento de pagos anuales, que ascienden a unos 10.000 millones de dólares (suponiendo una comisión media del 1,5 % sobre unos ingresos de 700.000 millones de dólares), a 2000 millones de dólares, lo que podría aumentar su BPA y el precio de sus acciones en más de un 40 %.

Nueva infraestructura, nuevas posibilidades

La experimentación en el espacio de Web3 ha llevado al desarrollo de tecnologías prometedoras, como los libros de contabilidad distribuidos (DLT). Estas tecnologías ofrecen una nueva forma de efectuar transacciones en los sistemas financieros, ya que proporcionan una infraestructura mundial y siempre disponible con ventajas como la compatibilidad con varias monedas y activos, la liquidación atómica y la programabilidad. Es el principio de un cambio de paradigma en el sector financiero, que ha pasado de las bases de datos aisladas y los mensajes complejos a los libros de contabilidad compartidos, transparentes e inmutables. Estas redes modernas simplifican las interacciones y los flujos de trabajo, suprimen la necesidad de procesos de conciliación independientes, caros y lentos, y eliminan la complejidad técnica que dificulta la rapidez y la innovación.

El cambio de paradigma: las criptomonedas estables

Las criptomonedas estables, que operan en libros de contabilidad descentralizados, permiten llevar a cabo transacciones internacionales casi instantáneas y de bajo coste, sin las limitaciones de los bancos tradicionales (de horario o geográficas). Esta libertad y eficiencia han impulsado su crecimiento exponencial. Además, los tipos de interés elevados las hacían muy rentables. El beneficio, el crecimiento y la confianza cada vez mayor en la tecnología subyacente están atrayendo inversiones de capital de riesgo y de empresas de procesamiento de pagos. Stripe adquirió Bridge y ofrece a los comercios online la posibilidad de aceptar pagos en criptomonedas estables. Visa también ofrece pagos a partners y liquidaciones mediante criptomonedas estables. Los minoristas (por ejemplo, Whole Foods) están aceptando e incluso fomentando los pagos con criptomonedas estables para reducir las comisiones de transacción y recibir pagos al instante (artículo de la FED de Atlanta). Los consumidores pueden acceder a las criptomonedas estables en cuestión de segundos (integración de Apple Pay en Coinbase).

Las criptomonedas estables se enfrentan a varios retos.

  • Normativas: a diferencia del dinero tradicional, las criptomonedas estables carecen de una supervisión y un marco regulatorio exhaustivos. Las iniciativas reglamentarias se están agilizando en EE. UU., y la UE aplica las normas del dinero electrónico a los tokens de dinero electrónico mediante el Reglamento relativo a los mercados de criptoactivos. La protección de los depositarios no se aplica a las criptomonedas estables. 
  • Cumplimiento: garantizar el cumplimiento de la legislación sobre sanciones y contra el blanqueo es complicado cuando las cuentas anónimas realizan transacciones en cadenas de bloques públicas (en el 2024, el 63 % de las transacciones ilícitas de 51.300 millones de dólares en cadenas de bloques públicas se llevaron a cabo con criptomonedas estables).
  • Fragmentación: la gran cantidad de criptomonedas estables que operan en diferentes cadenas de bloques requiere puentes y conversiones complejos. Esta fragmentación hace que los usuarios dependan de bots automatizados para gestionar el arbitraje y la liquidez, y estos bots representan casi el 85 % de los volúmenes de transacciones (5 billones de dólares en volumen orgánico frente a 30 billones de dólares en transacciones totales). 
  • Escalabilidad de la infraestructura: para que se pueda usar de forma generalizada, la tecnología subyacente debe ser capaz de gestionar volúmenes de transacciones masivos. En el 2024 se efectuaron aproximadamente 6000 millones de transacciones con criptomonedas estables, las transacciones de ACH están aproximadamente un orden de magnitud por encima y las transacciones con tarjeta, dos órdenes de magnitud por encima). 
  • Economía y eficiencia del capital: actualmente, los bancos amplían la masa monetaria prestando múltiplos de sus reservas, lo que impulsa el crecimiento económico. El uso generalizado de las criptomonedas estables desviaría las reservas de los bancos, lo que reduciría significativamente su capacidad para conceder préstamos, con un impacto directo en la rentabilidad. 

Los retos inmediatos de las criptomonedas estables (la fiabilidad de los emisores, la ambigüedad de los reglamentos, el cumplimiento, el fraude y la fragmentación) son similares a los de los primeros billetes emitidos por entidades privadas.

La adopción masiva de criptomonedas estables totalmente respaldadas altera el sistema económico actual más allá de la banca y las finanzas. Los bancos comerciales emiten crédito, dinero y liquidez para apoyar el crecimiento económico; los bancos centrales monitorizan este proceso e influyen en él mediante la política monetaria para gestionar la inflación directamente y perseguir otros objetivos de política indirectamente, como el empleo, el crecimiento económico y el bienestar. Una transferencia significativa de las reservas de los bancos a los emisores de criptomonedas estables podría reducir la disponibilidad de crédito y aumentar su coste. Esto frenaría la actividad económica, lo que podría provocar presiones deflacionarias y poner en entredicho la eficacia de la implementación de la política monetaria.

Las criptomonedas estables ofrecen claras ventajas a los usuarios, sobre todo en el caso de las transacciones transfronterizas. La competencia impulsará la innovación, ampliará los casos prácticos y estimulará el crecimiento. Los mayores volúmenes de transacciones y la mayor adopción de carteras de criptomonedas estables podrían provocar una disminución de los depósitos, un menor número de préstamos y una menor rentabilidad de los bancos tradicionales. Con la normativa en pleno desarrollo, podríamos ver cómo surgen modelos de criptomonedas estables con reservas fraccionarias, lo que difuminaría las diferencias entre ellas y el dinero de los bancos comerciales, e intensificaría aún más la competencia en los pagos.

El dilema de los innovadores

Las instituciones y los particulares ahora pueden elegir entre los sistemas de pago tradicionales, que son conocidos y poco arriesgados, pero lentos y costosos, o los sistemas modernos, que son rápidos, baratos y cómodos, y mejoran rápidamente, pero conllevan nuevos riesgos. Cada vez optan por lo moderno con más frecuencia.

Los proveedores de pagos también tienen elección. Pueden considerar que estas innovaciones son un mercado especializado que no afectará a la base de clientes principal de las finanzas tradicionales y centrarse en mejorar progresivamente los productos y sistemas que ya tienen. También pueden sacar partido a su marca, experiencia en materia de reglamentos, base de clientes y redes para liderar la nueva era de los pagos. Si adoptan nuevas tecnologías y establecen alianzas estratégicas, podrán satisfacer las expectativas cambiantes de los clientes e impulsar el crecimiento.

Mejores pagos gracias a la evolución, no revolución

Hay un camino hacia la siguiente generación de pagos (internacionales, disponibles las 24 horas, en varias monedas y programables) que no requiere que reinventemos el dinero, sino que reimaginemos la infraestructura. El dinero de los bancos comerciales y los sólidos reglamentos financieros tradicionales garantizan la estabilidad, la claridad normativa y la eficiencia del capital del sistema financiero actual. Google Cloud proporciona la actualización de infraestructura necesaria. 

Google Cloud Universal Ledger (GCUL) es una nueva plataforma para crear servicios de pagos y productos de mercados financieros innovadores. Simplifica la gestión de las cuentas bancarias comerciales y facilita las transferencias mediante un libro de contabilidad distribuido, lo que permite a las instituciones financieras y a los intermediarios satisfacer las demandas de sus clientes más exigentes y competir de forma eficaz. 

GCUL se ha diseñado para ser sencillo, flexible y seguro. Vamos a explicarlo en detalle:

  • Sencillez: GCUL se proporciona como un servicio al que se puede acceder a través de una única API, lo que simplifica la integración de varias monedas y activos. De este modo, no es necesario aprovisionar, gestionar ni mantener la infraestructura. Las comisiones de transacción son estables y transparentes, y se facturan mensualmente (a diferencia de las tarifas de gas de criptomonedas, que son volátiles y se pagan por adelantado). 
  • Flexible: GCUL ofrece un rendimiento inigualable y puede adaptarse a cualquier caso práctico. Es programable, lo que permite automatizar los pagos y gestionar los recursos digitales. Se integra con la cartera que elijas. 
  • Seguro: GCUL se ha diseñado teniendo en cuenta el cumplimiento normativo (por ejemplo, cuentas verificadas mediante procesos de identificación o externalización de las comisiones de transacción conformes a la normativa). Funciona como un sistema privado y con permisos (con el potencial de volverse más abierto a medida que evolucionen las normativas), y aprovecha la tecnología segura, fiable, duradera y centrada en la privacidad de Google. 

GCUL ofrece importantes ventajas tanto para los clientes como para las instituciones financieras. Los clientes disfrutan de transacciones casi instantáneas, especialmente en los pagos internacionales, además de bajas comisiones, disponibilidad las 24 horas y automatización de pagos. Por otro lado, las instituciones financieras se benefician de una reducción de los costes operativos y de infraestructura al eliminar la conciliación, reducir los errores, simplificar el cumplimiento y disminuir el fraude. De esta forma, se liberan recursos para desarrollar soluciones modernas. Las instituciones financieras mantienen el control total de las relaciones con los clientes y sacan partido a sus puntos fuertes, como las redes de clientes, las licencias y los procesos normativos.

Los pagos como catalizador de los mercados de capitales

Al igual que los pagos, los mercados de capitales han experimentado una transformación significativa con la adopción de los sistemas electrónicos. Aunque al principio se enfrentó a cierta resistencia, el comercio electrónico acabó por revolucionar el sector. La información de precios en tiempo real y el acceso generalizado han impulsado la liquidez, lo que ha dado lugar a una ejecución más rápida, diferenciales más ajustados y costes por transacción más bajos. Esto, a su vez, impulsó un mayor crecimiento de los participantes en el mercado (sobre todo, los inversores particulares), la innovación de productos y estrategias y el volumen general del mercado. A pesar de que los precios por transacción son mucho más bajos, el sector en su conjunto se ha ampliado significativamente, con avances en el comercio electrónico y algorítmico, la formación de mercado, la gestión de riesgos, el análisis de datos y más.

Sin embargo, los pagos siguen presentando desafíos. Los ciclos de liquidación de varios días, que se deben a las limitaciones de los sistemas de pago tradicionales, requieren un capital de trabajo y garantías para la gestión de riesgos. Los recursos digitales y las nuevas estructuras de mercado que ofrece la tecnología de contabilidad distribuida se ven obstaculizados por la fricción inherente a la conexión de la infraestructura tradicional y la nueva. Los sistemas de activos y pagos independientes perpetúan la fragmentación y la complejidad, lo que impide que el sector se beneficie plenamente de estas innovaciones.

Google Cloud Universal Ledger (GCUL) aborda estos retos proporcionando una plataforma optimizada y segura para gestionar todo el ciclo de vida de los recursos digitales (por ejemplo, bonos, fondos y garantías). GCUL permite la emisión, gestión y liquidación de recursos digitales de forma fluida y eficiente. Sus funciones de liquidación atómica minimizan el riesgo y fomentan una mayor liquidez, lo que abre nuevas oportunidades en los mercados de capitales. Estamos estudiando cómo transferir valor con medios de cambio seguros respaldados por activos protegidos contra la quiebra, como los depósitos de bancos centrales o los fondos del mercado monetario, que ofrecen instituciones reguladas. Estas iniciativas facilitan la transferencia real del capital las 24 horas e impulsan la siguiente ola de innovación financiera.

Ha llegado el momento de actuar

El futuro de las finanzas es digital, pero no tiene por qué ser fragmentado ni caro. Google Cloud Universal Ledger ofrece una solución escalable, segura y eficiente que se integra fácilmente. Se basa en un modelo de colaboración y complementa los modelos de negocio actuales en lugar de competir con ellos. Este diseño permite a nuestros partners de servicios financieros y mercados de capitales ofrecer valor e impulsar la innovación para sus clientes.

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