El alojamiento de servidores proporciona acceso remoto a servidores físicos o virtuales, lo que permite a particulares y empresas almacenar archivos de sitios web, aplicaciones y datos para que se pueda acceder a ellos online. Los tipos principales son el alojamiento compartido, el alojamiento de VPS, el alojamiento dedicado y el alojamiento en la nube. El mejor tipo depende de tus necesidades en cuanto a rendimiento, recursos, seguridad y presupuesto.
Una opción económica en la que varios sitios web comparten los recursos de un solo servidor. Es ideal para sitios pequeños con poco tráfico, pero no ofrece recursos garantizados.
Crea una partición virtual en un servidor físico, lo que te da una parte dedicada de sus recursos. Es un paso más allá del alojamiento compartido, ya que ofrece más control y recursos garantizados por un coste moderado.
Dispones de un servidor físico completo para ti. Esto ofrece el máximo control, rendimiento y seguridad, por lo que es adecuado para proyectos a gran escala y sitios web con mucho tráfico.
Utiliza una red de servidores virtuales interconectados para ofrecer una gran escalabilidad y flexibilidad. Es ideal para cargas de trabajo dinámicas y operaciones a gran escala, ya que te permite escalar los recursos según sea necesario.
Optar por una solución de alojamiento de servidores moderna ofrece varias ventajas.
Personalización y control
Tener un servidor personalizable puede ser una gran ventaja. En lugar de tener que adaptarte a los límites de una plataforma, una máquina virtual te permite controlar el entorno.
Recursos dedicados
Con las máquinas virtuales, los recursos como la CPU y la RAM están disponibles exclusivamente para ti, por lo que el rendimiento no se ve afectado por otros usuarios.
Seguridad mejorada
Un entorno dedicado permite reforzar la seguridad. Puedes implementar cortafuegos y protocolos de seguridad personalizados que se ajusten a tus necesidades.
Mejora del rendimiento
Como los recursos no se comparten, las máquinas virtuales dedicadas suelen ofrecer un mayor tiempo de actividad y tiempos de respuesta más rápidos para los sitios con mucho tráfico.
Costes predecibles
Muchos servicios tienen precios fijos, lo que hace que la elaboración de presupuestos sea más predecible. Otros modelos son de pago por uso, por lo que solo pagas por lo que utilizas.
Configurar el alojamiento de servidores en Google Cloud te ofrece una amplia gama de controles, desde gestionar tu propia máquina virtual hasta orquestar toda una flota de ellas. El método más directo es usar Compute Engine, que proporciona un servidor virtual que puedes controlar.
Crea una instancia de VM | En la consola de Google Cloud, ve a la sección Compute Engine y selecciona "Crear instancia". |
Configura tu servidor |
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Conéctate a tu servidor | Cuando la VM se esté ejecutando, podrás conectarte a ella de forma segura mediante SSH directamente desde tu navegador web o con tu propio terminal. |
Instalar software | Ahora tienes un servidor limpio. Usa la línea de comandos para instalar el software que necesites, como un servidor web (por ejemplo, NGINX o Apache), una base de datos y el lenguaje de programación de tu aplicación. |
Desplegar una aplicación | Copia los archivos de tu aplicación en el servidor y configura tu servidor web para que los ejecute. |
Crea una instancia de VM
En la consola de Google Cloud, ve a la sección Compute Engine y selecciona "Crear instancia".
Configura tu servidor
Conéctate a tu servidor
Cuando la VM se esté ejecutando, podrás conectarte a ella de forma segura mediante SSH directamente desde tu navegador web o con tu propio terminal.
Instalar software
Ahora tienes un servidor limpio. Usa la línea de comandos para instalar el software que necesites, como un servidor web (por ejemplo, NGINX o Apache), una base de datos y el lenguaje de programación de tu aplicación.
Desplegar una aplicación
Copia los archivos de tu aplicación en el servidor y configura tu servidor web para que los ejecute.
En el caso de las aplicaciones más complejas, puede que necesites ejecutar varios servidores en un mismo grupo, lo que se conoce como clúster. GKE es una opción muy potente para ello. En lugar de gestionar servidores individuales, gestionas el clúster y GKE se encarga de distribuir tu aplicación en las diferentes máquinas. Cada servidor del clúster sigue siendo una instancia de Compute Engine, pero GKE automatiza el trabajo de gestionarlos a escala. Es ideal para microservicios y aplicaciones que necesitan una alta disponibilidad.
Si prefieres no gestionar ningún servidor, Cloud Run te ofrece un enfoque sin servidor. Con esta opción, solo tienes que proporcionar tu aplicación en un contenedor. Google se encarga de toda la infraestructura de servidor subyacente, y tu aplicación se escala automáticamente en función del tráfico. Aunque es una solución de alojamiento potente, abstrae el servidor, por lo que no tienes acceso directo al sistema operativo.
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